El Wolfspitz como perro de compañía y de familia

A la vista está que el Wolfspitz es una raza que resulta atractiva por su porte, su pelaje y su belleza. Sin embargo a la hora de escoger a quien será nuestro compañero durante los próximos 12 años (o más) es imprescindible que nos informemos sobre la raza en cuestión (su carácter, sus necesidades, los cuidados que requiere…) y que nos preguntemos si realmente es la adecuada para nosotros.

Al igual que muchas otras razas caninas, el Wolfspitz ya no desempeña actualmente la función para la que fue desarrollado (guardián de granjas, perro de las gabarras) sino que se ha adaptado a una nueva vida como perro de compañía; labor que, por cierto, desarrolla a la perfección.

Si bien cada ejemplar es un mundo y no hay dos perros iguales, podemos decir que, por lo general, el Wolfspitz es un animal encantador. Sensible, cariñoso y siempre pendiente de su amo, al que sigue a todas partes.

Sabe perfectamente cuándo su compañero humano está de buen humor o si se encuentra triste y preocupado y actúa en consecuencia, siendo alegre y juguetón o tumbándose cerca en silenciosa compañía. No es un perro adecuado para vivir solo en un terreno o una perrera.

El Wolfspitz suele ser sociable con todo el mundo: personas desconocidas, niños, perros y otros animales. Por ese motivo no es un buen perro guardián, aunque es cierto que siempre está alerta a lo que ocurre en los alrededores de su hogar y, a pesar de no ser una raza ruidosa o ladradora, si advierte algo extraño avisará con ladridos.

Como ya hemos mencionado, es un perro sociable y paciente con los niños, que soporta la travesuras de los más pequeños (aunque evidentemente es deber de los padres enseñar a sus hijos a respetar al perro).

Al tener un instinto de caza poco desarrollado, también es compatible con otros animales de compañía, como los gatos. Si tenemos una granja podemos estar tranquilos, ya que no se comerá nuestras preciadas gallinas.

La relación con otros perros tampoco suele ser problemática. No son animales de naturaleza dominante y no buscan crear conflictos. En un hogar pueden incluso convivir varios machos sin problemas, aunque evidentemente establecerán una jerarquía. Lo máximo que podremos observar será algún gruñido o que lancen un suave mordisco de advertencia.

Un aspecto importante a la hora de escoger un perro es ser conscientes de la cantidad de ejercicio que precisa. Si bien el Wolfspitz es un perro al que le gusta pasear, correr y jugar, tampoco es un animal con un alto nivel de energía.

Partiendo de la base de que ningún perro es apto para vivir encerrado en una casa, el Wolfspitz puede ser perfectamente feliz con tres paseos de media hora diarios.

Si su propietario es una persona deportista tampoco habrá problema, ya que se trata de un perro veloz y resistente al que podemos llevar a correr, o a hacer senderismo. A algunos ejemplares también les gusta mucho nadar.

Por otro lado, también es un buen perro para practicar Agility, ya que es veloz y ágil, aprende con facilidad y tiende a estar muy pendiente de las órdenes de su guía.

Otro aspecto a tener en cuenta es que es un perro que vive mejor y más feliz en climas fríos, ya que su manto es una perfecta protección contra las bajas temperaturas. Si vivimos en una zona cálida deberemos disponer de aire acondicionado o bien escoger otra raza.

En resumidas cuentas, el Wolfspitz es un perro ideal para toda la familia, siempre y cuando estemos dispuestos a cuidar de su hermoso manto como es debido y a proporcionarle el ejercicio que necesita.

Texto: Raquel Herrero y Eva Alkorta del afixo “Ilargi Betea’ko”

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